Cuando arrancamos con un negocio digital dependemos más de lo que podemos imaginar de la empresa de Hosting que contratamos para almacenar nuestra web. Tendemos a escoger la mejor oferta o la empresa que más se anuncia pensando que nos darán un servicio de calidad a bajo coste. Pero nunca hay un producto que cumpla los tres deseos: “Bueno, Bonito y Barato”, ¿el truco?, como siempre, la letra pequeña y lo que no incluyen en el contrato aunque sea imprescindible para un funcionamiento correcto.
La mayor parte de los problemas con los que lidiamos son causados por el servidor donde está la web. Problemas con el envío y recepción de los correos electrónicos, lentitud en la web, webs que se caen o que son muy sensibles a ser hackeadas, etc. Antes de lanzarnos a por la oferta más jugosa, debemos entender algunos conceptos básicos que nos evitarán problemas a futuro.
Tipos de Hosting
Servidor dedicado. La versión más “pro”. Consiste en tener una máquina exclusiva para tu web, todos los recursos son para ti y tú puedes organizarlos como te convenga. Este tipo suele ser excesivo para una web normal. A no ser que tengas mucho tráfico y requieras de grandes recursos, esta opción siempre será excesiva para ti.
VPS o máquina virtual. Tienes un espacio aislado casi completamente en un servidor. Puedes gestionar ese espacio con total libertad. Es una solución perfecta para tiendas online, web grandes o incluso revendedores de espacios.
Servidor compartido, comúnmente conocido como hosting. Es el más habitual y más barato. Tienes un huequito en un VPS donde compartes recursos con otras webs y tu IP es la misma que la de tus vecinos. Es la opción más común para proyectos pequeños pero tiene sus riesgos. Por ejemplo, si tus vecinos envían spam, tu tendrás problemas para el envío de emails; si un vecino tiene un pico de tráfico, puede que se te reduzca la velocidad de tu web.
Para entenderlo más fácilmente, pongamos que un servidor dedicado es un edificio de varias plantas. Posees todo el edificio y tu lo organizas como quieras. Si tienes un VPS es como si tuvieras un piso propio, tendrás tu propio espacio, independiente del resto de vecinos. Y si escoges el hosting (servidor compartido) es como si alquilaras una habitación en un piso, compartirás la cocina, el baño y las salas comunes. Dependes de tus compañeros de piso y nunca sabrás si alguno será desordenado o devora-neveras.
¿Cómo escoger un buen producto?
Una vez hemos escogido cuál es la mejor opción para nosotros, habrá que ver otras características técnicas como el tamaño del disco duro o de la ram, capacidad de procesamiento, tiempo de respuesta, etc. Una duda habitual es escoger entre un servidor en España o uno de fuera. Imagina que cada vez que quieres ver tu web se hace una llamada al servidor, si tu servidor está en la otra punta del mundo habrá que ir repitiendo la llmada por diferentes países hasta que llegue la llamada (y luego debe volver). Si está en un lugar cercano, ahorramos todo ese tiempo. Esto afecta directamente al tiempo de respuesta, al fin y al cabo, También puede ayudarte en temas de SEO aunque no es determinante
Hay otros detalles muy importantes que cada empresa de hosting gestiona de forma diferente. Por ejemplo, cuántas cuentas de email te permiten tener de forma gratuita, si regalan un SSL, si el soporte te ayudará con las configuraciones, si actualizan el sistema cada cierto tiempo, etc. Cada caso es diferente y habrá que mirar diferentes cosas antes de contratar. Si vas a utilizar un cms tipo WordPress necesitas tener un PHP actualizado. Aunque suene lógico pocas empresas lo actualizan, teniendo grandes vulnerabilidades de seguridad e impidiéndote trabajar con algunos plugin o plantillas.
Nuestra experiencia nos demuestra que un factor muy importante es el soporte que ofrecen. Poder llamar en cualquier momento, que sean transparentes y que no te vendan algo por vender sino porque realmente lo necesitas.